- Bastian - Will - Roberts -

11 de julio de 2007

Responsabilidad

Por Bastian.

- Hola, chico- me dice Roberts. -Vi que no estabas con el resto de los hombres y me supuse que estarías por aquí. ¿Todo bien?-

Es curioso como cuando hay confianza existen conversaciones que se pueden retomar al cabo de meses, como si la charla sólo se hubiese interrumpido unos segundos por algo que te distrae... algo en el agua, un pensamiento, una astilla en la baranda del alcázar.

- Sabes que sí. Y precisamente es en ti en quien pensaba. Bueno, en ti, o más bien en cómo te va todo y cómo te planteas los próximos meses.

- ¡Vaya! Esto sí que es una sorpresa. ¿Y qué te preocupa, si puede saberse?

- No sabría decirte exactamente, pero es una sensación, como si te viese distraido, a la vez que miedoso, o incluso insatisfecho contigo mismo. Los dos sabemos que para ser hay que ser vulnerable, pero te veo algo perdido, como si supieses lo que quieres conseguir y a la vez no tuvieses la voluntad de buscarlo con toda tu energía. Tal vez sea sólo una percepción errónea, pero llevo días pensándolo, y aprovecho ahora para decírtelo.

Roberts apoya los brazos en la madera, hunde los hombros, agacha la mirada hacia las pequeñas olas que van rompiendo contra el casco, y sin mirarme responde; -Dudas, Bastian, mil dudas. Y unas fuerzas que ya flaquean, sin saber por qué. Es como que me deshago entre la envidia de verte feliz, pero feliz de ojos brillantes, y mi actitud infantil de quien quiere tenerlo todo sin ganárselo, como si no supiese bien que las metas no son metas sino caminos andados.-

- Creo que sé por donde vas...

- Quiero cruzar una etapa para comenzar otra, pero una parte de mi se niega a sacrificar estos meses que vienen, aún sabiendo que la recompensa del final merece la pena, y aún con el suficiente tiempo por delante para demostrar responsabilidad sin perder la coherencia de quien quiere que este barco siga descubriendo mundos.

- Yo creo que lo que te ocurre es perfectamente humano y normal, y que ni siquiera esto es excusa para que le hagas frente como sabes. ¡Oh, vamos Roberts, no te perdonarías rendirte ahora! Si no fuese difícil no valdría la pena.

- ¿Sabes qué es lo peor? La vergüenza que siento por todo esto. Año tras año lamentándome por lo mismo, sin madurar, sin crecer como otros. Quejándome de tener algo que yo mismo quise elegir, como un niño caprichoso que necesita cosas nuevas todos los días, en cada momento. Esa palabra... "responsabilidad". Siempre se me atragantó.

- Tienes razón en una cosa, en lo de las "cosas nuevas". Tal vez te estés preocupando más por "recibir" cosas nuevas que por hacerlas tú nuevas. No quiero sonar pedante, pero es eso último lo que más llena, y estas últimas semanas me lo están demostrando. No se trata de que mañana te vaya a ocurrir nada especial, sino que en lugar de verlo como un inconveniente o un sacrificio, lo veas como una oportunidad para ilusionarte por un privilegio que está ahí. A lo mejor "lo nuevo" está ahí, sólo si lo miras con otros ojos. Y entonces todo cuadra.

- ¿Ves? Son cosas banales...

- No son banales, Roberts. Hablas de una vocación, de algo que te ilusiona, que llevas mucho tiempo persiguiendo, y en cuya persecución a veces tropiezas, te agotas, te rindes. Porque llevas tanto tiempo con una meta en mente que te da miedo no alcanzarla o perderte en el camino, y te refugias en distracciones más pequeñas, más fáciles, más cercanas, pero que sólo son distracciones al fin y al cabo. Un día de estos, sin saber exactamente por qué, lo verás todo más claro, volverás a discernir con relativa seguridad entre ilusiones y placebos, y todo será más fácil. Y si no más fácil, al menos más vivo, más emocionante.

- Ojalá.

- Que gran palabra- interrumpo.

- ¿Cómo?

- Nada, perdona, digo que "ojalá" es una gran palabra.

- ¡Ja ja ja! Serás friki, Bastian.

- Gracias por este rato.

- Gracias a ti. Echaba de menos estos diálogos mientras el mundo duerme. Nos vemos.- termina diciendo Roberts. Se da la vuelta, me aprieta el hombro con su mano y se aleja hacia el resto de hombres, congregados en torno al ron.

Es un gran hombre y pronto recuperará sus fuerzas. Sé que beberá un par de tragos en silencio y se irá a dormir pronto, intentando no pensar demasiado. Sabe que pensar y hacer castillos en el aire es fácil, pero que el reto comienza de nuevo mañana, cuando tras los primeros rayos del amanecer se encierre de nuevo en su camarote, entre sus viejos libros, e intente lo que pocos intentan y aún menos consiguen; hacerlo todo nuevo, incluso la más rancia rutina.

Yo también me iré a dormir pronto, pero antes necesito este momento. Soledad sin estar solo, y sonreirle a la luna, cómplice una vez más de ilusiones y aventuras, entre brisas que hacen cosquillas y te descubren nuevos mundos. Pura magia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola... estoy de puro metiche aquí porque ninguno de ustedes me conoce. Llegué porque Andy Stuardo me agregó como contacto en su flickr... cosas de la vida. La cosa es que me puse a leer, y seguramente por el momento de mi vida, me llegó mucho lo escrito. Muchas veces me siento como esa terca persona que se desvía todo el rato del "gran objetivo"... con puros detalles que al final hacen que mi vida se sienta vida y no aburrimiento...
Saludos,
Jo
(en caso de que también anden buscando bajo las piedras, pueden escribirme a mi mail jo.valenzuela.a@gmail.com)