- Bastian - Will - Roberts -

25 de julio de 2005

Lo que está en mis manos

Por Bastian.

El sentido de lo más sencillo dentro de lo más humano. El ser por el ser. África. Continente de fotos en revistas de fotografía, de mitos sobre tribus que casi nadie conoce, de guerras que nadie quiere conocer y pobreza que nadie quiere hacer suya.

Cuesta trabajo imaginar el paralelismo entre distintas formas de vida en tan sólo un mundo, y es también difícil esforzarse por entender desde aquí las desigualdades. Al abrir los ojos ves cosas que no encajan en tus esquemas, pero no te importa, y los asumes. Porque son de otros. Porque en mi familia ya nadie muere de tuberculosis con 30 o 40 años, ni de desnutrición. Pero aquí sí.

Hace un tiempo decía que no me sentía capaz de mirar mis manos y ver las manos de un médico. Ahora digo que me conformaría con mirar mis manos y sentirme humano. Pero eso no es tan fácil cuando piensas que mi mundo está destrozando este. Veo las manos del que no sabe no contesta, y se conforma con todo.

Una parte de mi muere a diario en este sitio al mismo tiempo que otra parte nace. Porque me sentí morir en una choza de barro, reclamándole a una familia que no tiene nada que me devolvieran mi propia miseria. Los ojos occidentales, con lentillas de plástico, se empañan en el sur y no te dejan ver ni entender nada; pero también de esto cuesta darse cuenta. Nadie te enseña nada aquí. Aprende uno mismo, y sólo si realmente desea aprender.

El mar se mece con calma esta noche, como si no tuviera prisa en dormirse ni despertarse mañana. Will duerme sus sueños, cansado de tanto andar de aquí para allá durante el día. Y Roberts se lo vuelve a preguntar todo de nuevo a sí mismo. Alguien dijo una vez que era muy fácil diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Y él no sabe negar lo evidente, por mucho que esto le atrape.

Andar con los pies hundidos en el barro, recordar a quienes ya no están, fondear en una costa que nos saluda con ojos despiertos, y seguir siendo un iluso. Estoy en Camerún. Aquí no hay ningún cemento que te separe los pies de la tierra que te vio nacer. Espero que todo salga bien. Hemos trabajado duro, enfrentado mareas y cruzado arrecifes que sólo algunos locos se atreven a cruzar. Todo lo que yo puedo ofrecer es un sueño que es casi más que yo mismo, y que creo que merece serlo.

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