Noches de timba y cantina
Por Bastian.
No es fácil escribir suspiros y miradas perdidas en Baneghang a las 2 de la mañana. Tumbado en una cama que no sé quien nos ha prestado, bajo una mosquitera imaginaria que aún no hemos conseguido comprar en ningún sitio, ni que nos presten.
La vida en Baneghang se vuelve a casa cuando anochece o, más frecuentemente, cuando llueve. Pero hoy aquí ha sido distinto. Noche de timba y cantina, para recordarnos que no somos más que un puñado de desteñidos destetados cualesquiera.
Ahora son las 2 del mediodía. Ayer me venció el sueño y me quedé dormido leyendo adrastecencias y escribiendo. Y me temo que hoy me he levantado vencido por una sensación de burbuja que me bloquea, me mata y no entiendo. Alguien ha echado un ancla y no he sido yo.
Amanecía ya nublado, y es como si esa niebla hubiese entrado en mi cabeza sin querer salir. Y jamás aprendí a barajar las cartas de formas de ser que no entiendo ni me llegan. Por otra parte, algo me dice que tantos parecidos y semejanzas tienen un por qué. ¿Dónde te hacen de piedra? Al menos una armadura. ¿Oxidada?.
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