Con los ojos bien abiertos
Por Will.
En Londres no llueve tanto, y de vez en cuando te encuentras días como el de ayer, o el del Jueves pasado.
Ese jueves decidí bajarme a pata desde mi casita hasta el centro, disfrutando de ese sol. Sí, me refiero a ese sol. Ese de Febrero que te da calor en la cara cuando hace aún frío, y que te anima a ir esquivando las sombras. Y fue especial.
Y ayer, bueno… fue un gran día, de esos que si vas con los ojos bien abiertos saboreas los pequeños detalles que, sin casi darte cuenta, resulta que están por todos lados. Desde la cara de un niño nervioso, los malabares de alguien a la orilla del Támesis, los bostezos del Metro, o hasta la luz que generalmente no ves cuando vas por las escaleras mecánicas.
Se respira un aire nuevo en días tal vez también nuevos.
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