Un año...
Por Bastian.
…y 4 días.
¿Quién lo iba a decir?
Poquito a poco, eso sí, pero este viejo cuaderno se ha ido llenando durante estos últimos doce meses de muchas voces, y sus ecos. Lo que empezó como una nueva travesía ha dado lugar, casi sin darse cuenta a 76 páginas de tinta, imágenes y garabatos.
Así es como este cuaderno pudo descubrir a Will, escuchar conversaciones a media noche, sentir como a veces el horizonte se queda pequeño, pisar tierra en nombre de los que lloran, gritan y pelean por cambiar las cosas, dedicar homenajes a quienes ya no están y hacer juramentos delante de las estrellas. Estas páginas han reído conmigo, contado leyendas de locos, sufrido naufragios y viajado a los confines del mundo. Se ha endurecido como mi propia piel, y ha dado vuelcos, al ir descubriéndose a sí mismo. Me ha acompañado a Londres, y me ha ayudado a descubrir mi propio nombre. Me ha invitado a darle voz a dos viejos amigos, Will y Roberts, ha estado conmigo durante Navidad, y descubierto junto a mi la interculturalidad, lo duro de la vuelta a “casa”, y lo más simple de entre lo sencillo.
Han pasado muchas cosas en estos doce meses, y no habría sabido dejarme sorprender de no ser por todas esas noches en las que el silencio del mar me dejaba escuchar lo que la Luna tenía que decirme. No todo han sido buenos momentos y ha habido que saber llevarlos adelante.
A lo mejor hay quien cree que los pensamientos de un pirata se encierran en soledad entre las páginas de su cuaderno. Pero sois muchos los que a lo largo de este tiempo os habeis acercado por aquí, dejando vuestros comentarios, y haciéndome reir, vibrar de emoción, soñar con (¿por qué no?) llegar un poco más lejos, y descubrir otros mundos. Gracias a todos los que os habéis atrevido a dejarme oir vuestras voces. Debido a los dos cambios de dirección, y al fallo de uno de los servidores, me resultó imposible escribir durante dos meses, y la mayoría de los comentarios se han perdido. No os voy a engañar, añoro esos momentos en que llegué a encontrar hasta 10 de vuestras voces, pero bueno, fueron las circunstancias las que complicaron las cosas.
El atardecer que hoy se ve desde mi alcázar es simplemente magnífico. Mientras termino de escribir estas líneas, el viento se encarga de secar la tinta. ¿Lo mejor de todo? Que no puedo evitar pensar que aún quedan muchas páginas en blanco… y mis viajes continúan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario