Comprendiendo el acceso a medicamentos esenciales (1)
Por Roberts, para Unglobal.
Las personas necesitan medicinas. Sin embargo, estas medicinas no siempre están disponibles, y en ocasiones las personas no se pueden permitir costearlas, debido a su alto precio. Las personas más pobres son generalmente las más afectadas por la carga de la enfermedad y recibir una atención sanitaria inadecuada. Además, a menudo carecen del acceso al tratamiento que necesitan, no porque ese tratamiento no exista, sino debido a la desigualdad. En los países en vías de desarrollo, millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades tratables, mientras existen medicamentos efectivos para curarlas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 1977 la primera Lista de Medicamentos Esenciales. Esta estrategia ha intentado durante años proporcionar una lista de unas pocas medicinas escogidas por su eficacia, seguridad, calidad, coste-efectividad, y la prevalencia de las enfermedades a las que hacen frente. Los medicamentos esenciales señalados por la OMS son capaces de satisfacer las necesidades prioritarias de atención sanitaria de la población. A partir de esta lista, numerosos gobiernos (principalmente de países empobrecidos) han elaborado sus propias listas de medicamentos esenciales, como base para reorientar el sector sanitario y farmacéutico, guiando la producción y provisión de medicinas en el sector público, y ayudando a definir la formación de profesionales sanitarios, que deberían ser capaces de usar adecuadamente dichos medicamentos.
A pesar de estas iniciativas la realidad es que hoy, un tercio de la población mundial (aproximadamente 2 de los 6 billones de habitantes que hay) aún carece de acceso a esos fármacos. En las zonas más pobres de Asia y Africa, este porcentaje alcanza la mitad de la población.
Muchos actores (la OMS, compañías farmacéuticas, servicios de salud, investigadores, consumidores, gobiernos y ONGs de cooperación internacional) reconocen la existencia del problema, y dicen estar intentando hacerle frente, pero desde perspectivas, intereses y objetivos muy diferentes, y en ocasiones enfrentados.
Es un contexto muy complejo, en el que muchos apuntan a la industria farmacéutica y los acuerdos de comercio internacional como culpables. Sin embargo, también hay que considerar otros muchos factores como servicios de salud inadecuados, escasez de personal sanitario formado, actitudes de las comunidades y pacientes, etc.
Uno de los factores más limitantes es el alto precio de algunas medicinas, desorbitado para la economía de los más pobres. Este precio no sólo depende de la demanda, sino también de la competición entre productores (compañías farmacéuticas) y por tanto de los acuerdos y las leyes que la regulan. Uno de estos acuerdos es el Acuerdo de la Organización Mundial del Comercio sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), que controla y regula las patentes de medicamentos y los derechos de explotación de procesos y productos farmacéuticos entre los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
Voy a intentar (si el tiempo -escaso- me lo permite) profundizar en este tema en los próximos días, e intentar analizar como los acuerdos internacionales de comercio en general, y el acuerdo ADPIC en particular, limitan el acceso a los medicamentos en países empobrecidos, sin olvidar otros factores que en ocasiones son relegados a un segundo plano, y que sin embargo también seguirían limitando el acceso a medicamentos esenciales en el hipotético caso de que fueran gratuitos.
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