- Bastian - Will - Roberts -

17 de marzo de 2006

Hambruna global

Por Roberts, para Unglobal.

Así se titula un editorial del The Lancet, que me ha llegado hoy mismo.

El Programa Mundial de Alimentos destaca que existe una franja de malnutrición entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, que se va expandiendo hacia el resto de antiguas colonias británicas y China. Hablamos de una malnutrición que afecta a 800 millones de personas (Somos 6.000 millones, así que más o menos, una de cada siete personas), y que mata a 11 millones de personas anualmente. Y el hambre no reduce, a pesar de constituir uno de los Objetivos de Naciones Unidas.

Obviamente, esto no es por falta de recursos. Sino por la enorme desigualdad de la que formamos parte, y por hacer las cosas mal. Durante los últimos 20 años, el hambre a escala mundial ha disminuido, pero las estadísticas no son justas. Esa reducción no ha venido de los países más pobres, donde, de hecho, ha aumentado. Tal vez por el "olvido" de los programas de cooperación, que han realizado muchos más esfuerzos en el Este de Europa o Asia, o tal vez porque la ayuda internacional dedicada a este tema se ha interesado más por "lavarse la cara" y quedar bien, que por solucionar el problema. Para acabar con el hambre, y principalmente para acabar con las hambrunas, no vale con donar alimentos, que es la solución temporal (y preciosa de cara a los medios de comunicación) que generalmente se lleva a cabo, sino que hay que construir infraestructuras, y reforzar las capacidades de los gobiernos y poblaciones locales, para que puedan evitar y mitigar las crisis.

Hace falta un cambio de enfoque, y hacer las cosas bien, con estrategias y compromisos a largo plazo.

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