Rumbos
Por Bastian.
Ha sido una semana de mucho agobio. (Por desgracia, esto cada vez es más frecuente) A Roberts le tocaba encerrarse de nuevo entre libros y notas para aprender y escribir sobre empoderamiento y salud materno infantil, y casi no lo he visto. He visto a Will pasándose por allí de vez en cuando pensando en sus cosas, y distrayéndole, como aire fresco en la cara.
Yo por mi parte, no sé muy bien por donde voy. Este barco se sigue moviendo pero sin una dirección muy clara. Por una parte sigo anhelando muchísimo ver a los míos de nuevo, con tranquilidad, sin prisas, para reconocernos y disfrutar del tiempo. Noto que Will también echa de menos tierra firme. A veces, mientras juega y corre de aquí para allá, llega al borde de la cubierta, se apoya y se queda unos minutos mirando el agua, sin hacer nada más. Al rato es como si volviera en sí, da un salto y vuelve a desaparecer entre la tripulación. Por otra parte veo que quizás haya que poner el rumbo al servicio de Roberts y sus estudios, lo que parece bastante coherente.
Pero, no puedo dejar de pensar en mi. En las oportunidades que quizás se me pongan al alcance de la mano y si elegiré agarrarme a ellas, o dejarlas pasar. No es fácil darle vueltas al timón, como la mayoría de la gente cree. Estoy descubriendo muchas cosas que no pienso dejar en superficie, quiero ahondar en ellas. Descubro que hay mil cosas que no encajan, y que cada vez más creo que los engranajes que mueven el mundo, esos que Roberts se empenha en descubrir y descifrar, se pueden mover y hacer girar en nuevas direcciones. Y quien no gire el timón con fuerza y enfrente la proa al oleaje más violento, jamás llegará a saber si eso era verdad o no.
Por suerte, aún no tengo que decidir. Hay otros muchos retos a un plazo mucho más corto por los que preocuparse en estos momentos. Aún así, no me lo quito de la cabeza.
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